En los últimos años, el Pug se ha convertido en uno de los perros de familia más populares, pero ¿cómo se cuida realmente a este pequeño y simpático perro y qué hay que tener en cuenta?
En general, se considera que el Pug, robusto y resistente, es fácil de cuidar. Por supuesto, su dueño debe dar mucha importancia a socializar bien al perro, alimentarlo con una dieta sana y equilibrada y cuidarlo de forma adecuada a su especie.



Pelaje bien cuidado para un hogar limpio
El corto pelaje del Pug es suave y fino y no tiende a ensuciarse; no obstante, es aconsejable cepillar al dichoso perro al menos una vez a la semana con un guante de siesta o un cepillo medianamente suave, y más a menudo durante el cambio de pelaje.
El perro suele perder mucho pelo a lo largo del año. Al igual que el pelo de gato, se nota rápidamente en el sofá, la alfombra y la ropa.
Así que acostumbra a tu perro a que lo cepillen lo antes posible y quizás consigas una secadora, ya que así se soltará el pelo de la ropa.
Cuidado de la cara y las garras
Mantener limpios la nariz, los ojos y las orejas de tu Pug es esencial para su bienestar. Limpia suavemente los ojos de tu amiguito con un paño suave y húmedo de vez en cuando y, si siguen lagrimeando, acude al veterinario. También debes comprobar varias veces a la semana si hay suciedad en los pliegues nasales y eliminarla con un pañuelo si la hay.
Al limpiar las orejas, hay que tener sensibilidad. Lo mejor es limpiarlas de vez en cuando con un paño húmedo, pero nunca debes entrar en el conducto auditivo ni dejar que gotee agua en el oído del animal, pues sería muy desagradable para él.
Si le pica la oreja continuamente o mantiene la cabeza inclinada, debes llevarlo al veterinario. El uso de bastoncillos para los oídos u otros objetos de limpieza es tabú.
Si de vez en cuando sacas a tu Pug a pasear por el asfalto, él mismo se ocupará de las garras, porque el asfalto actúa sobre las patas como una lima de uñas. Las garras deben mantenerse siempre cortas.



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