A veces la gente tiende a suponer que a los perros les gustan las mismas cosas que a ellos. En realidad, sin embargo, muchas acciones bienintencionadas de las personas de dos patas ponen muy nerviosos a los animales. He aquí cuatro malentendidos frecuentes en la comunicación entre perros y humanos.
Lo que para los humanos son muestras de afecto o respeto, a menudo significan algo completamente distinto para los perros. Incluso situaciones que los amigos de dos patas pueden encontrar divertidas pueden resultar terriblemente molestas para los animales, y en el peor de los casos, inquietantes y aterradoras. Por tanto, intenta evitar estas cuatro cosas
El contacto visual prolongado es una provocación
Entre los humanos -dependiendo de la cultura- se considera un signo de respeto, estima y cortesía mirar atentamente a los ojos a tu interlocutor. Apartar la mirada suele interpretarse como una señal de desinterés o timidez exagerada. Sin embargo, no debes aplicar esta conclusión al trato con perros, porque para el fiel cuadrúpedo amigo, el contacto visual prolongado es un gesto amenazador. No mires intensamente a los perros si no quieres ponerlos nerviosos o inquietarlos. Mira a tu perro sólo brevemente y luego vuelve a desviar la mirada para comunicarle tus intenciones pacíficas y bienintencionadas.
Los abrazos íntimos molestan a los perros
A menudo se ven fotos de niños o adultos estrechando a sus perros y abrazándolos con cariño. Para nosotros, los humanos, es agradable que nos mimen y abracen así, pero para los perros significa estrés. Si se portan bien, suelen tolerar que les abrace la gente que les rodea, pero aun así no les gusta.
El abrazo constriñe el espacio de tu perro y tiene algo de amenazador para él, sobre todo porque los perros entre sí sólo presionan con sus patas o patas delanteras a un congénere cuando quieren dominarlo.
En otras palabras, lo que expresa cercanía cariñosa para los humanos es una forma de agresión para los perros. Si observas señales de apaciguamiento o signos de tensión e inquietud en tu mascota cuando alguien la abraza, resuelve la situación rápidamente pero de forma relajada, antes de que el malentendido acabe en accidente porque el perro piense que tiene que defenderse.
Burlarse de los perros no tiene gracia
¿Lo que se quiere, se burla? Esto no se aplica a una gran amistad humano-perro. Molestas enormemente a tu perro si le ladras para divertirte y le imitas, le apartas el cuenco sin avisarle mientras come o le sacas de su sueño. Además, si juegas con él y no le dejas alcanzar su juguete, esto es cualquier cosa menos divertido para el perro. No entiende este tipo de humor y no comprende por qué te burlas tanto de él.
Esto puede acabar mal cuando los perros acaban cogiendo lo que creen que les pertenece por derecho, o cuando se defienden de las agresiones percibidas. A los niños, en particular, les gusta jugar de forma un poco más exuberante con los perros y pueden cruzar los límites involuntariamente. Por tanto, explica bien a los pequeños que no es divertido que se burlen de tu amigo de cuatro patas ni que lo disfracen.
Falta de fiabilidad en el adiestramiento de perros
Entre los humanos, puede considerarse una peculiaridad entrañable que alguien sea poco fiable. Para los perros, sin embargo, es una pesadilla. Para que los animales se sientan cómodos, necesitan coherencia, rutina y seguridad. Las normas, órdenes, horarios de comidas y otras actividades diarias deben ser coherentes, claras e inequívocas. Asegúrate de no cambiar las normas en algún momento, pues esto confunde a tu perro y le pone de los nervios porque no lo entiende.
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